Resiliencia: cuando la capacidad de autorecuperación está en tus manos
Encuentro de Beatriz Manrique con la psicóloga Lea Eligal, desde Jerusalén
Todo lo que sentimos es normal
Esta crisis producida por la pandemia del COVID-19 golpea la salud y además a la economía. Es normal sentir que nos rebasa y que no podemos con ella. De hecho, todo lo que sentimos es normal. Hay que partir de la base de que no hay algo bueno o malo, sino que aquello que sentimos es natural. Ahora estamos en estado de shock, nos paralizamos, y la pregunta que debemos hacernos es cómo comenzamos a movernos desde este mismo momento, porque tenemos gente alrededor a nuestro cargo que tenemos que atender.
Todos tenemos una caja fuerte
Todos tenemos una caja fuerte de nuestras fuerzas emocionales. Estas reservas son las que nos van a permitir movernos y salir adelante. Cada ser humano tiene dentro de sí el poder de enfrentar una crisis, y es a eso que llamamos resiliencia. También es necesario hacer conciencia de cómo estamos, de cómo nos sentimos. Un paso para reconocer cómo un problema me afecta es escuchar a mi cuerpo: el cuerpo habla, es palabra. Si mi cuerpo está reaccionando tengo que hacer una actividad, tranquilizarlo con el movimiento.
Tenemos también el recurso del ego observante, es parte de mi conciencia que sale y dice “espera, espera no todo está mal”, o “mira, tienes a esta persona, o a esta mascota, que hay que atender”. Nuestra historia personal es una biblioteca: tenemos nuestros cuentos de aventura, amor, desamor y crisis. Todos hemos tenido crisis durante nuestra historia, entonces recordar cómo la sobrellevamos, cómo la resolvimos, qué funcionó, puede orientarnos para encontrar una vía de acción y sacar las energías para movernos en ese camino.
También nos podemos nutrir de las historias de resiliencia de nuestra familia, de nuestros ancestros. Podemos tener una madre, padre, tío, abuelo que quizás atravesó una situación terrible y pudo salir adelante: su experiencia también puede ser un legado para nosotros y los que vienen detrás. Hay quienes han superado épocas de hambre, guerras, terremotos, tsunamis. Por ejemplo, el pueblo judío recuerda en las Pascuas la salida de Egipto, cada año celebra con un ritual y cuenta a sus hijos la historia de cómo fueron liberados y estuvieron cuarenta años caminando hasta entrar a Israel.
Llevar esas historias, recordar esos personajes, nos va a ir recomponiendo. No somos meros espectadores: tenemos que subirnos al escenario, expresar lo que tenemos dentro y no permitir que nadie nos baje el telón.
Cómo se logra el control emocional
El control emocional es que, a pesar del cansancio, la preocupación o la crisis personal, se tengan las reservas emocionales necesarias para estar con el otro, conectar con él. Esta crisis del COVID-19 nos ha roto muchos de los esquemas, por eso hace falta ser muy positivos y creer que podemos cambiar, que vamos a mejorar. Yo conozco a tu pueblo por lo que vi tras el terremoto en las colinas de Jama, Manabí. Vi gente a la que se le derrumbó la casa, que lo perdió todo, no había clínicas, ni comida, pero se organizaron, armaron campamentos, supieron cómo ejercitar a los niños, darles actividades y mantener cierta rutina diaria. No necesitaron que los mandaran, lo supieron hacer todo con el apoyo de su comunidad. Nosotros no necesitamos sino el reconocimiento de nosotros mismos. Al caos se le fue poniendo orden poco a poco. Así lo haremos ahora también. Ecuador es un pueblo resiliente. No tenemos que controlarlo todo, solo ver el camino que se puede empezar a caminar.
Para mantener el control emocional hay que evitar estar siempre muy pendiente de la angustia y el dolor de alrededor. Hay que dosificar las noticias. Es necesario armar objetivos concretos, a corto plazo, usar las herramientas a disposición, como la tecnología, para expresarse, hablar, hacer grupos de apoyo. Porque hay que empezar a abrir la comunicación ahora, no esperar a que esto termine: atender a quienes necesitan y vislumbrar quiénes necesitarán pronto también del apoyo de la comunidad, como trabajadores de la salud, policías, bomberos. El COVID-19 rompió nuestra continuidad, pero está en nosotros ahora reorganizarnos para retomarla.