
En un entorno donde la violencia, la crisis económica y la incertidumbre política generan miedo e inestabilidad, el liderazgo estratégico se convierte en un pilar fundamental para sostener las organizaciones y sus equipos.
Ecuador se prepara para las elecciones con un panorama complejo. Entendiendo que podría ocurrir un aumento en el riesgo país, llevándonos a una disminución de la inversión y dificultando el acceso al crédito. Estos factores generan desafíos tanto para empresarios como para los trabajadores.
Es importante resaltar que los empresarios ecuatorianos han enfrentado la tormenta perfecta, incluyendo problemas con el suministro de energía eléctrica, inseguridad y altas tasas de interés. Además de tener que cumplir con la ley de autorretención de ingresos, el incremento del IVA, sumado a los dolores de siempre, como el marco legal laboral con el pago de 15% de utilidades a los trabajadores y la responsabilidad patronal.
¿Cómo influir positivamente en medio de tanta adversidad? ¿Cómo mantener una mentalidad fuerte sin caer en el optimismo vacío? Este artículo aborda estrategias para liderar con visión, resiliencia y confianza en momentos difíciles.
Comprender el contexto
En Guayaquil, ciudad en la que vivo y uno de los principales centros económicos del país, el aumento de la violencia, la falta de energía eléctrica, las lluvias torrenciales y la incertidumbre sobre las políticas económicas del nuevo gobierno han generado un alto nivel de estrés en trabajadores y empresarios.
Vivimos en una constante angustia que afecta nuestra capacidad de pensar claramente, por lo que es esencial reconocer estos efectos para desarrollar estrategias que minimicen su impacto.

El rol del líder en tiempos de crisis
En períodos de inestabilidad, el líder debe ofrecer dirección y estabilidad. Sus responsabilidades principales podrían incluir:
Comunicar claramente: Hoy más que nunca debemos salir a explicar la situación con transparencia, sin generar pánico.
Actuar con Inteligencia emocional: Conectar con el equipo desde la empatía, el entendimiento y la resiliencia.
Es importante tener en cuenta que estamos viviendo una situación difícil, donde las personas con menos recursos son las más afectadas. Es fundamental mostrar respeto y aprecio hacia los colaboradores. En vez de reclamar por una gotera, tengamos en cuenta que esa persona pudo haber sido afectada significativamente por las lluvias.
Tomar decisiones ágiles y orientadas a objetivos: Es esencial adaptarse rápidamente a los cambios sin perder de vista la estrategia. Enfocándose en objetivos específicos con metas claras y a corto plazo para alcanzar resultados óptimos.
Escuchar activamente demostrando empatía: Creando espacios seguros donde las personas puedan expresar sus preocupaciones.
¿Cómo mantener una mentalidad positiva sin caer en el optimismo vacío?
La positividad no implica ignorar la realidad, sino abordarla con determinación. Para ello, el líder debe concentrarse en soluciones y no exclusivamente en los problemas. Es fundamental fortalecer los logros y reconocer el esfuerzo del equipo. Asimismo, identificar ejemplos inspiradores de superación en tiempos difíciles resulta crucial. Promover hábitos de bienestar que refuercen la mentalidad colectiva también es esencial.
Según Marian Rojas Estapé en su libro “Cómo hacer que te sucedan cosas buenas”, “la atención dirige la emoción y la emoción dirige la vida”. En otras palabras, preocuparse por las personas, enfocándose en aspectos positivos, puede influir en la vida de manera significativa.
El líder debe ser la persona vitamina en la empresa
En su libro “Mi persona vitamina”, Marian destaca la importancia de rodearnos de personas que nos proporcionen energía y que contribuyan a nuestro desarrollo personal.
En el contexto actual, donde la inseguridad y la violencia generalizada son pan de cada día, es fundamental que los líderes fomenten espacios de apoyo y confianza dentro de sus organizaciones.
Conclusión
En tiempos de violencia, crisis económica e incertidumbre política, como los que enfrentamos, el liderazgo estratégico puede marcar la diferencia entre la desmotivación y la resiliencia organizacional.
Los líderes que actúan con claridad, empatía y visión inspiran a sus equipos a seguir adelante y transformar la adversidad en una oportunidad para innovar y fortalecerse. En estos tiempos, liderar con propósito y humanidad no es solo una estrategia, sino una necesidad imperativa para el futuro del país.
Nos toca ser la persona vitamina, estratégica como Alejandro Magno, rodeándonos de personas adecuadas para así lograr que sucedan cosas buenas.