Importancia de las habilidades interpersonales en la vida laboral
Escrito por:
Irene Miranda
MDI, Máster en Dirección de Empresas.
Luego de un largo recorrer por las aulas formativas, de acumular títulos y cursos, a veces nos damos cuenta de que nos falta el curso más importante para tener éxito en el mercado laboral y en la vida en general.
¡Salgamos de la cueva!
No hemos aprobado el curso de habilidades interpersonales. Se nos hace muy difícil relacionarnos con el mundo exterior. Salimos de nuestra zona de confort donde nos movemos libremente para llegar a relacionarnos con personas que vienen de diferentes entornos, antecedentes o educación, y se nos hace imposible conectar.
Los seres humanos necesitamos crear vínculos y el éxito de nuestro trabajo, e inclusive nuestra felicidad, depende de qué tan bien seamos capaces de socializar y establecer lazos con las personas.
Menos es más: primero aplica las habilidades básicas
Hay un sinnúmero de habilidades que nos ayudan a conocer gente, a hacer contacto, a conectar, a dar esa primera buena impresión que quedará grabada en las personas. Aquí mencionaremos unas cuantas, las más básicas. Lo importante es entender que sí podemos conquistar esas destrezas que nos harán el mundo laboral y la vida en general más fácil, más feliz.
Conecta con la mirada
No hace falta mencionar que el entorno y la cultura marcan el comportamiento para poder encajar, y las habilidades sociales varían de sociedad en sociedad. En el mundo occidental no mirar a los ojos es sinónimo de falta de transparencia. Los ojos nos ayudan a conectar, hasta nos enamoramos a través de las miradas, sin embargo, para los asiáticos mirar directamente es considerado falta de respeto.
Conecta con la sonrisa
Entonces, basados en nuestro ambiente, coincidimos en la importancia de dominar el arte de sonreír. No sólo tratar de hacerlo más a menudo, sino saber cuándo nuestra risa puede sentirse poco profesional, sarcástica u ofensiva.
Conecta con el lenguaje corporal
Igual de importante es el lenguaje corporal. Entrar a la reunión con la cabeza en alto, los hombros hacia atrás. Acercarse cuando nos están hablando, mostrar interés, hacer sentir a la persona que la escuchamos. Así mismo, saber conversar.
Conecta por medio de la cultura
Cuántas veces llegamos a una reunión, social o de trabajo y nos quedamos sin saber qué decir, cómo comenzar una conversación. De pronto nos quedamos solos como peces fuera del agua. ¿Qué hacemos? Lo ideal es buscar un tema de conversación trivial con preguntas abiertas identificando enseguida el ritmo de la persona.
Si esta prefiere un diálogo lento o más rápido, tratemos de no perder el ritmo. A veces llevar un objeto curioso, una pulsera, un pin, un pañuelo, cualquier cosa que llame la atención o te identifique es una forma de excusa para establecer conexiones. El saber un poco de todo, leer, prepararse, aunque sea superficialmente para sonar como que entendemos de deportes o de cualquier tema, según el grupo al que nos exponemos, nos abre la puerta a conversaciones, nos ayuda a establecer conexiones, nos da confianza.
Honestidad y buena vibra: adiós al ego
Es necesario mostrar nuestros sentimientos a las personas, hacerles sentir que son importantes. No tengamos miedo de expresarnos, de hacerlo con franqueza. La honestidad, acompañada del lenguaje corporal correcto es la mejor carta de presentación.
Tratemos de ser positivos y optimistas. A la gente le gusta rodearse de buena vibra. No monopolicemos la conversación, aprendamos a escuchar, dejemos el ego irracional que solo quiere corregir a los demás, que solo quiere escuchar nuestra voz. Ese ego que nos hace asumir que siempre tenemos la razón sobre los demás, a pesar de que no dominamos el arte de leer la mente.
Evitemos esa necesidad de corregir, de convencer, busquemos una comunicación efectiva un diálogo asertivo. Seamos empáticos, a veces conseguimos mejores resultados poniéndonos en los zapatos del otro. Es más convincente decir “qué bien te ves” a “me gusta cómo te ves”.
Obviemos dar lecciones y sonar sabidillos, respetemos cuando los demás hablan, escojamos nuestras peleas, busquemos la crítica constructiva, seamos responsables por nuestros actos.
Namasté (¡Agradece!)
Agradezcamos de forma consciente, incorporemos el motivo por el cual estamos agradeciendo. Gracias por ayudarme a preparar esta rica cena es más poderoso que un simple “gracias”.
En fin, podríamos seguir enumerando una larga lista de destrezas para desarrollar nuestras habilidades sociales, sin embargo, primero debemos conocer nuestras carencias, aceptando que tenemos oportunidades de mejora, buscando responder antes que reaccionar en esta vida.