Hoy en día, nuestros teléfonos están llenos de mensajes polarizados a favor o en contra de los candidatos a la presidencia de Estados Unidos. Aunque no somos estadounidenses, nos vemos envueltos en temas como el aborto, la migración y el totalitarismo, lo que nos lleva a tomar partido por uno de los candidatos. En redes sociales, las personas adoptan posturas tan extremas que no logran ver nada positivo en quienes apoyan al otro candidato, condenándolos sin miramientos.
Nosotros contra ellos
Incluso quienes nos consideramos cristianos caemos en la polarización, llenándonos de odio y rencor hacia quienes piensan diferente. Vivimos en un mundo donde no hay grises, solo blancos o negros. Si eres provida, los pro choice son el enemigo. Si no estás con Trump, eres comunista. Esta mentalidad se extiende a todos los ámbitos, desde el deporte hasta los debates más complejos de política y religión.
Los temas polarizados buscan invalidar por completo la posición del otro, haciendo casi imposible encontrar una solución justa. Las personas toman posiciones de “nosotros contra ellos,” creando barreras que dificultan encontrar salidas pacíficas y constructivas. La polarización nos atrapa en ciclos de confrontación en los que cada lado se centra únicamente en sus propios intereses y perspectivas, ignorando las del otro y reforzando el conflicto en lugar de resolverlo.
La tercera alternativa
En su libro “La Tercera Alternativa,” Stephen Covey propone una forma de romper este ciclo de polarización. Se trata de buscar una comprensión profunda y una colaboración genuina entre las partes. En lugar de comprometerse o ceder, Covey sugiere encontrar soluciones innovadoras que sean mejores para todos los involucrados. Esto implica un diálogo abierto, donde cada parte esté dispuesta a escuchar y comprender profundamente la perspectiva del otro sin aferrarse a posiciones rígidas, sino buscando soluciones creativas que incorporen las preocupaciones y valores fundamentales de todos.
Buscar soluciones en datos objetivos
Aplicado a temas polémicos como el cambio climático, una postura intermedia podría surgir entre ecologistas radicales y aquellos que niegan el calentamiento global. En lugar de imponer restricciones drásticas o ignorar el problema, las soluciones basadas en datos objetivos y equilibrio podrían proteger tanto los derechos ciudadanos como el bienestar social. En el debate entre provida y proelección, las discusiones no se limitarían a prohibir o permitir el aborto, sino que se explorarían temas intermedios como el acceso a educación sexual, apoyo a las mujeres embarazadas y el bienestar de los niños. Así, se mejorarían las condiciones generales en torno a este tema, en lugar de enfocarse solo en el conflicto.
Unir fuerzas para un mundo mejor
Imaginemos un escenario donde figuras tan opuestas como Donald Trump y Kamala Harris colaboren para abordar los problemas más desafiantes de Estados Unidos, como el sistema de salud, que castiga especialmente a la clase media. En lugar de concentrarse en construir muros o abrir fronteras sin restricciones, ambos líderes podrían trabajar en un sistema migratorio que garantice la seguridad y, al mismo tiempo, apoye a otros países en mejorar sus condiciones de vida, reduciendo así la necesidad de emigrar. Con temas antagónicos como el control de armas, un enfoque intermedio basado en datos podría lograr un equilibrio entre la protección de derechos y el bienestar social. Fomentar energías limpias también sería posible al permitir que empresas lideren el camino hacia un futuro sostenible.
Si es posible llegar a acuerdos
Incluso los líderes más dispares pueden encontrar un camino hacia un futuro mejor. Un ejemplo de esto fue el trabajo conjunto de Nelson Mandela y Frederik Willem de Klerk en Sudáfrica, quienes, tras años de conflicto, lograron poner fin al apartheid con una visión compartida de un futuro más justo para todos los sudafricanos, independientemente de su raza.
Cuando dejamos de lado los extremos y las etiquetas, y buscamos sinergias mediante el respeto y la colaboración, se pueden encontrar soluciones pacíficas y sostenibles, incluso en los conflictos más difíciles.