Cambiemos el mundo
Escrito por:
Irene Miranda, MDI.
Máster en Dirección de Empresas.
Practicar la gratitud es esencial ya que nos ayuda a reconocer las cosas buenas de la vida y lo positivo del mundo.
Si estuviéramos conscientes de la cantidad de personas detrás de cada cosa, de cada servicio, de cada momento, que hacen posible que tengamos lo que necesitamos en la vida, no nos creeríamos autosuficientes y seríamos más amables y agradecidos.
Qué lindo sería poder agradecer a todos los que intervinieron para que tengamos ese café en la mañana, o los que hicieron posible que haya pan, mermelada y leche en el desayuno.
Sólo con intentar hacerlo, personalmente con unos cuantos, la cadena de agradecimientos se volvería infinita y al estar interconectados en este mundo, podríamos generar un efecto multiplicador increíble.
Es que en nuestras manos está en poder cambiar para bien o para mal el día de una persona y si lo miramos globalmente, podemos cambiar el mundo. Lamentablemente, a veces perdemos el control y nos desquitamos o reaccionamos mal, olvidando que un insulto se recuerda más que mil gracias.
Apreciar y Agradecer
Lastimosamente nos damos cuenta tarde, ya sea porque nos retiramos de la vida laboral o cambiamos de actividad, que debimos apreciar más lo que teníamos y entendemos recién que nos perdimos los aspectos más importantes por no ser agradecidos. Cuando apreciamos nos enfocamos en las personas y cuando reconocemos, nuestro énfasis está en lo que estas hacen. No es lo mismo reconocer que apreciar.
A veces estamos tan orientados a los resultados, a la línea final del balance, que únicamente apreciamos a las personas que cumplen y no nos preocupamos por saber si quien ha fallado ha tenido algún problema, si están bien. Por el contrario, los juzgamos, los sancionamos y hasta los humillamos. Rara vez no detenemos ante un colaborador, un amigo o un familiar a decirle que igual lo apreciamos a pesar de que el desenlace no fue el deseado.
Cómo me hubiera gustado entender, desde el inicio de mi vida laboral que, para mejorar la productividad de las personas, es importante valorar y apreciar a los individuos por quienes son, no por lo que hacen, que todos necesitamos sentirnos valorados, que cuando no nos sentimos apreciados en el trabajo el estrés nos consume y nos desestimulamos. Sufre el desempeño, funcionamos peor, hay pérdida de eficiencia, no hay respaldo a las decisiones del jefe, aunque este tenga la razón y la factura que se paga es muy grande, afectando directamente al resultado de la empresa.
A veces, actos pequeños como saludar en el corredor, mandar una nota de agradecimiento, pedir con humidad y sinceridad lo que necesitamos, hacen la diferencia en la imagen de un líder. Dar ejemplo y responsabilizarnos por nuestros actos, nos hacen ver como una persona competente, cálida y amable.
Aceptar un cumplido
Es importante aprender a recibir cumplidos y afectos. Decir no, no, no, no es nada o nada que ver, corta esa sinergia, esa cadena de agradecimientos. Hay que aprender a recibir la bondad y los elogios de las personas de una manera genuina. Aceptemos con humildad, con una sonrisa y agradecimiento esas lindas palabras y seamos un poco más felices.
Reaccionar ante el odio y verdades distintas
Es tan difícil ser amable con gente que nos odia, que nos difama, que nos dice cosas horribles. Es más natural reaccionar mal; pero es imposible conciliar si actuamos con violencia. No nos queda otra que entender que los seres humanos por distintos que seamos, tenemos algo en común y nos toca conversar para acercarnos y encontrar semejanzas.
No desestimemos el bien que podemos hacer en el mundo combatiendo el mal con amabilidad, siendo creativos agradeciendo cada día por algo diferente, en lugar de vivir con amargura y ganas de desquitarnos. Ese ha sido el camino de líderes que marcaron la diferencia como Nelson Mandela, Gandhi o Martin Luther King Jr. y para los cristianos, la mayor enseñanza que nos dejó Jesús.
Si queremos paz tenemos que hacer algo. Empecemos por apreciar a los demás por lo que son y no por lo que hacen, seamos agradecidos, tolerantes y amables aún con quien nos muestra su desprecio. Perdonemos sinceramente, especialmente a nosotros mismos.
FELIZ NAVIDAD